Latinoamérica: MOMENTOS DIFICíLES EN BOLIVIA
lunes, 3 de diciembre de 2007
El proceso político boliviano está atravesando uno de sus momentos más difíciles. Es necesario analizar serena y objetivamente sus causas: Desde la instalación del gobierno que preside el c. Evo Morales que la derecha, derrotada humillantemente en Octubre del 2003 y en las urnas en 2005, iba a reagruparse y emprender tenaz resistencia al proceso de cambios que se anunciaba.
Esta resistencia - que se ha convertido en una escalada más y más abierta y brutal - utiliza todos los medios a su alcance. Lo que es ya una franca conspiración cuenta con el respaldo del imperialismo y las clases poseedoras, los ricos de este país. Sus procedimientos han ido desde el armado de trampas “legales” y de procedimiento hasta la preparación de grupos escuadristas para ejercer violencia armada.
Los sucesos de Sucre han desnudado el verdadero rostro regresivo y fascista de esta escalada. Su objetivo final es, por supuesto, el derrocamiento del gobierno popular para la instalación de una dictadura que no sólo lo desplace, sino que anule las medidas progresistas que se han adoptado y restaure plenamente el modelo neoliberal. En realidad, se trata de una contrarrevolución preventiva destinada a preservar la presencia de las transnacionales, el gran latifundio y los privilegios de las clases explotadoras. También, se trata de excluir a Bolivia de la cadena de países latinoamericanos que participan del giro a la izquierda que se ha producido en la región. Esta, sobretodo, es la máxima preocupación del imperialismo yanqui que ve gravemente amenazados su dominio y sus espurios intereses.
A pesar de que la opinión pública prevenida está al tanto del fondo de los sucesos de Sucre, ante la aplastante desinformación de los medios de comunicación, es necesario recordar el vandalismo de las escuadras facistizadas. Comenzaron por impedir la reunión de la Constituyente. Ante la llegada de campesinos pacíficos reaccionaron mostrando las peores facetas de su racismo, intolerancia y acudieron a la agresión física que obligó al traslado de los asambleístas a una instalación más segura, el liceo militar “Tnte. Andrade”, en el área de Sucre, sin alterar la convocatoria, como repite la derecha mandas. Ni aquí ni bajo la protección de la policías uniformada y militar y los campesinos, se pudo sesionar adecuadamente la Asamblea. El acoso de las escuadras violentistas y ciudadanos ofuscados por la agitación reaccionaria, se tornó más agresivo y acudió al uso de explosivos, bombas Molotov y hasta armas de fuego. Los enfrentamientos produjeron numerosos heridos y al final el deceso de 3 ciudadanos. Sin embargo, aún no hay una investigación balística séria que determine el origen de los proyectiles. Los militares no hicieron disparos y la policía afirma haber utilizado sólo balines y agentes químicos no letales.
Es inocultable que de manera casi pública, llegaron de Santa Cruz tanto gente contratada, como armas que se sumaron a las que se apoderaron en instalaciones policiales. El día 24 fueron atacados, saqueados y luego incendiados locales policiales y propiedades particulares. Sucre se convirtió en una ciudad sin orden y sin ley presa del furor fascista. La policía, paradójicamente, tuvo que retirarse a Potosí y los constituyentes abandonar la ciudad o refugiarse para eludir el acoso y preservar su integridad física. La peor proyección de estos acontecimientos estriba en que a la opinión pública tanto nacional como internacional se ha propalado información completamente distorsionada, falsa, en el peor estilo nazi. Los agresores quieren presentarse como defensores de la democracia y la libertad, como si la opinión pública fuera incapaz de distinguir entre la mentira deliberada y la verdad.
El resultado de la Asamblea Constituyente y su marcha ha sido el escenario propicio para crear, con el bloqueo, el entrabamiento y final fracaso, las condiciones que hagan posible el estallido de la contrarrevolución. Un elemento, convertido en el caballo de batalla de la reacción, ha sido la introducción del tema de la capitalidad. La agitación de las pasiones reivindicativas de un pueblo postergado provocaron que éste asuma como asunto de vida o muerte el logro de la capitalidad plena. Esa ha sido la habilidad de la propaganda de los medios de comunicación aplastantemente dominados por la derecha y que cuenta con el apoyo hipócrita y manipulador de la oligarquía cruceña. Está claro que el asunto de la capitalidad no constituye, por múltiples razones, un imperativo nacional. Esto sin tomar en cuenta, las dificultades de su aplicación práctica, en las actuales condiciones.
Es más, hay que lamentar que el modelo sucrense de violencia se repita en otras localidades, como Cobija donde se produjo maltrato a humildes vivanderas, amenazas a emisoras y la coacción a la población y comerciantes de los barrios pobres si estos no acatan el paro subversivo, decretado por los prefectos opositores. Todo conduce a pensar que la punta de lanza y asiento de la subversión se localiza en Santa Cruz. Tanto los hechos de Sucre como otros forman parte del plan subversivo que tiene tenebrosos objetivos: o el derrocamiento del gobierno de Evo Morales o la división del país. Esto último se ha hecho prácticamente público y manifestado sin ningún recaudo y no hay olvidar que cuenta con un “asesor” experto en escindir países, el embajador Goldberg. Lo anterior no significa que los operadores oficiales hubieran actuado debidamente ante un asunto que se tornó de extrema sensibilidad y explosivo. Después de haber hecho concesiones a una derecha mañosa, en la ley de convocatoria y en la de ampliación, se cometió el error de tratar de rectificaciones extemporáneas.
Ante esta grave situación urge:
Lo primero, sin duda, es buscar con urgencia caminos para la pacificación a pesar de los propósitos manifiestos de la derecha. Abrir escenarios de diálogo para sentar el testimonio de lo que se busca en beneficio del pueblo y de la Patria.
- Reabrir la Asamblea Constituyente después de crear las condiciones que hagan posible la aprobación del nuevo proyecto de Carta Magna de acuerdo a procedimientos universalmente establecidos y salir de la trampa que significan coyundas numéricas como los 2/3.
-La conducta popular en la defensa del proceso al mismo tiempo que revele firmeza y decisión debe posee una alta disciplina y conciencia. Se debe evitar caer en las provocaciones ejerciendo una gran vigilancia revolucionaria que evite la infiltración de elementos disociadores y diversionistas que buscan desprestigiar el proceso y la acción de las masas. Todo debe estar dirigido a preservar la unidad nacional, el proceso democrático y la aplicación de las medidas que signifiquen la profundización del proceso de cambios.
- Hay que tener absoluta claridad en que el objetivo principal es la aplicación del programa de cambio ante todo. Un proceso de cambio -y más aún un cambio revolucionario- requiere disposiciones basadas en la legitimidad de lo que el pueblo ha adoptado como el programa mínimo. Si se puede hacerlo con una nueva Carta Magna, tanto mejor, pero en las actuales condiciones eso no es lo imprescindible. La Constitución Política vigente tiene un gran margen para llevar adelante esas medidas.
- Finalmente, ha llegado la hora impostergable de la compactación de las fuerzas populares y de izquierda, la hora de la organización y la planificación de las acciones y movimientos populares. Se debe superar el sectarismo, los sentimientos hegemónicos y los posiciones exclusivistas que tanto daño han hecho a los procesos de cambio en el país.
La Paz, 29 de noviembre de 2007.
Esta resistencia - que se ha convertido en una escalada más y más abierta y brutal - utiliza todos los medios a su alcance. Lo que es ya una franca conspiración cuenta con el respaldo del imperialismo y las clases poseedoras, los ricos de este país. Sus procedimientos han ido desde el armado de trampas “legales” y de procedimiento hasta la preparación de grupos escuadristas para ejercer violencia armada.
Los sucesos de Sucre han desnudado el verdadero rostro regresivo y fascista de esta escalada. Su objetivo final es, por supuesto, el derrocamiento del gobierno popular para la instalación de una dictadura que no sólo lo desplace, sino que anule las medidas progresistas que se han adoptado y restaure plenamente el modelo neoliberal. En realidad, se trata de una contrarrevolución preventiva destinada a preservar la presencia de las transnacionales, el gran latifundio y los privilegios de las clases explotadoras. También, se trata de excluir a Bolivia de la cadena de países latinoamericanos que participan del giro a la izquierda que se ha producido en la región. Esta, sobretodo, es la máxima preocupación del imperialismo yanqui que ve gravemente amenazados su dominio y sus espurios intereses.
A pesar de que la opinión pública prevenida está al tanto del fondo de los sucesos de Sucre, ante la aplastante desinformación de los medios de comunicación, es necesario recordar el vandalismo de las escuadras facistizadas. Comenzaron por impedir la reunión de la Constituyente. Ante la llegada de campesinos pacíficos reaccionaron mostrando las peores facetas de su racismo, intolerancia y acudieron a la agresión física que obligó al traslado de los asambleístas a una instalación más segura, el liceo militar “Tnte. Andrade”, en el área de Sucre, sin alterar la convocatoria, como repite la derecha mandas. Ni aquí ni bajo la protección de la policías uniformada y militar y los campesinos, se pudo sesionar adecuadamente la Asamblea. El acoso de las escuadras violentistas y ciudadanos ofuscados por la agitación reaccionaria, se tornó más agresivo y acudió al uso de explosivos, bombas Molotov y hasta armas de fuego. Los enfrentamientos produjeron numerosos heridos y al final el deceso de 3 ciudadanos. Sin embargo, aún no hay una investigación balística séria que determine el origen de los proyectiles. Los militares no hicieron disparos y la policía afirma haber utilizado sólo balines y agentes químicos no letales.
Es inocultable que de manera casi pública, llegaron de Santa Cruz tanto gente contratada, como armas que se sumaron a las que se apoderaron en instalaciones policiales. El día 24 fueron atacados, saqueados y luego incendiados locales policiales y propiedades particulares. Sucre se convirtió en una ciudad sin orden y sin ley presa del furor fascista. La policía, paradójicamente, tuvo que retirarse a Potosí y los constituyentes abandonar la ciudad o refugiarse para eludir el acoso y preservar su integridad física. La peor proyección de estos acontecimientos estriba en que a la opinión pública tanto nacional como internacional se ha propalado información completamente distorsionada, falsa, en el peor estilo nazi. Los agresores quieren presentarse como defensores de la democracia y la libertad, como si la opinión pública fuera incapaz de distinguir entre la mentira deliberada y la verdad.
El resultado de la Asamblea Constituyente y su marcha ha sido el escenario propicio para crear, con el bloqueo, el entrabamiento y final fracaso, las condiciones que hagan posible el estallido de la contrarrevolución. Un elemento, convertido en el caballo de batalla de la reacción, ha sido la introducción del tema de la capitalidad. La agitación de las pasiones reivindicativas de un pueblo postergado provocaron que éste asuma como asunto de vida o muerte el logro de la capitalidad plena. Esa ha sido la habilidad de la propaganda de los medios de comunicación aplastantemente dominados por la derecha y que cuenta con el apoyo hipócrita y manipulador de la oligarquía cruceña. Está claro que el asunto de la capitalidad no constituye, por múltiples razones, un imperativo nacional. Esto sin tomar en cuenta, las dificultades de su aplicación práctica, en las actuales condiciones.
Es más, hay que lamentar que el modelo sucrense de violencia se repita en otras localidades, como Cobija donde se produjo maltrato a humildes vivanderas, amenazas a emisoras y la coacción a la población y comerciantes de los barrios pobres si estos no acatan el paro subversivo, decretado por los prefectos opositores. Todo conduce a pensar que la punta de lanza y asiento de la subversión se localiza en Santa Cruz. Tanto los hechos de Sucre como otros forman parte del plan subversivo que tiene tenebrosos objetivos: o el derrocamiento del gobierno de Evo Morales o la división del país. Esto último se ha hecho prácticamente público y manifestado sin ningún recaudo y no hay olvidar que cuenta con un “asesor” experto en escindir países, el embajador Goldberg. Lo anterior no significa que los operadores oficiales hubieran actuado debidamente ante un asunto que se tornó de extrema sensibilidad y explosivo. Después de haber hecho concesiones a una derecha mañosa, en la ley de convocatoria y en la de ampliación, se cometió el error de tratar de rectificaciones extemporáneas.
Ante esta grave situación urge:
Lo primero, sin duda, es buscar con urgencia caminos para la pacificación a pesar de los propósitos manifiestos de la derecha. Abrir escenarios de diálogo para sentar el testimonio de lo que se busca en beneficio del pueblo y de la Patria.
- Reabrir la Asamblea Constituyente después de crear las condiciones que hagan posible la aprobación del nuevo proyecto de Carta Magna de acuerdo a procedimientos universalmente establecidos y salir de la trampa que significan coyundas numéricas como los 2/3.
-La conducta popular en la defensa del proceso al mismo tiempo que revele firmeza y decisión debe posee una alta disciplina y conciencia. Se debe evitar caer en las provocaciones ejerciendo una gran vigilancia revolucionaria que evite la infiltración de elementos disociadores y diversionistas que buscan desprestigiar el proceso y la acción de las masas. Todo debe estar dirigido a preservar la unidad nacional, el proceso democrático y la aplicación de las medidas que signifiquen la profundización del proceso de cambios.
- Hay que tener absoluta claridad en que el objetivo principal es la aplicación del programa de cambio ante todo. Un proceso de cambio -y más aún un cambio revolucionario- requiere disposiciones basadas en la legitimidad de lo que el pueblo ha adoptado como el programa mínimo. Si se puede hacerlo con una nueva Carta Magna, tanto mejor, pero en las actuales condiciones eso no es lo imprescindible. La Constitución Política vigente tiene un gran margen para llevar adelante esas medidas.
- Finalmente, ha llegado la hora impostergable de la compactación de las fuerzas populares y de izquierda, la hora de la organización y la planificación de las acciones y movimientos populares. Se debe superar el sectarismo, los sentimientos hegemónicos y los posiciones exclusivistas que tanto daño han hecho a los procesos de cambio en el país.
La Paz, 29 de noviembre de 2007.
1 Comments:
commented by Dr. Macacus, 3 de diciembre de 2007, 22:59
Son cambios estructurales muy profundos y que debens ser llevados no solamente con energía, sino con la cautela y la sapiencia que no se evidenció de parte de Hugo Chávez.
Saludos cordiales chiquillos