Ayer se aprobó en la cámara baja el reajuste al salario mínimo mensual en un 4.1%. Para la oposición la cifra que se planteó desde el ejecutivo es una vergüenza considerando que nadie puede vivir con 172 mil pesos. La propuesta de la Concertación era el aumento en 175 mil pesos, una gran diferencia de 3 mil pesos. Lo que es una vergüenza es que los representantes del pueblo reajusten el salario mínimo teniendo como criterio factores de la inflación y productividad y NO la justa ganancia que debe tener un trabajador que genera excedentes para una empresa.

Ciertamente todos los años se debe reajustar el salario mínimo, pero quedarse en la discusión por un par de pesos más o menos, le hace un gran favor a la permanencia de un sistema económico injusto que es incapaz de garantizar la sobrevida básica de los seres humanos mediante la relación trabajo-salario, de hecho es esta problemática la que ha obligado a intervenir a los gobiernos de turno en la generación de leyes que apunten a forzar al empleador a compartir sus ganancias con un SALARIO_MiNIMO que garantice que el trabajador se alimente y tenga un techo.

De este salario dependen alrededor de un millón de hombres y mujeres en Chile que sin la posibilidad de llevar a cabo una negociación colectiva con su empleador, depositan la confianza en que sus representantes políticos sí lo hagan en el parlamento. Pero los patrones tienen terreno ganado, frente a cualquier eventual alza de salario de inmediato instalan la amenaza: “si suben más los sueldos mínimos lamentablemente tendré que despedir trabajadores, ya que no tengo el dinero para pagarles”.

Frente a esto todos los lacayos del capital sucumben, prefiriendo dejar a un gran porcentaje de seres humanos viviendo en la miseria amparados en la más burda de las mentiras económicas. Los trabajadores al ser la base material de la acumulación de riqueza del empleador, generan una cantidad de excedente para las empresas muy superior a lo que recibe en su salario, es justamente ese excedente el que la patronal se niega a compartir y prefiere que el dinero se pudra acumulado en los bancos antes que bajar su tasa ganancia y poder distribuir equitativamente las riquezas. La contradicción es evidente, la lógica de explotación de seres humanos no permite que quienes producen la riqueza disfruten de ella.

Entonces señores parlamentarios, a Uds que les encanta hablar de la justicia social sean consecuentes, aquí no se está pidiendo migajas. Un reajuste debe permitir el desarrollo de una vida digna, una vida de trabajo de compatriotas que se sacan la cresta para llevar el pan a la casa. Y no engañen al pueblo con los despidos, ya que mucho se han llenado la boca de la gran estabilidad económica que tiene Chile, un ejemplo de la economía mundial, pero a la hora de redistribuir la riqueza en partes iguales, “nooo que Chile está muy mal, que los números son negativos, que hay baja de la productividad” dándole la espalda al pueblo. El sueldo mínimo debería aumentar acorde a la ganancia de producción de cada empresa y eso claramente no ha sido un 4%.

Fuente: DelPuerto.cl